Falange Española de las JONS (FE de las JONS) es un partido político español de extrema derecha, de ideología fascista,1 surgido en el periodo histórico de la II República, resultado de la fusión de las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista) y FE (Falange Española).
FE se dio a conocer en un mitin celebrado en el Teatro de la Comedia de Madrid. En febrero de 1934 se fusionó con las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS), fundadas por Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma Ramos, entre otros. Con esta fusión, pasó a denominarse Falange Española de las JONS (FE de las JONS).
Tras el éxito del fascismo italiano con la Marcha sobre Roma de Mussolini en 1922, fracasan los diversos intentos de crear en España una organización fascista al estilo de la italiana.2 En estos años, con gobiernos autoritarios, la derecha y los sectores financieros y empresariales más reaccionarios no sintieron la necesidad de un partido fascista que había demostrado ser un buen freno en Europa al desarrollo de movimientos de masas de izquierdas. Instaurada la II República, iniciado el proyecto democratizador, cristalizan los primeros intentos en FE de las JONS promovida por estos sectores reaccionarios.
En marzo de 1931, Ramiro Ledesma Ramos, admirador de Hitler, agrupa en Madrid a una decena de estudiantes en torno a la revista La Conquista del Estado bajo un programa netamente fascista. Tres meses más tarde, en Valladolid, surge Juntas Castellanas de Acción Hispánica, también de inspiración fascista con un marcado carácter católico y derechista, reflejo de la ideología de su fundador Onésimo Redondo. Estos dos pequeños grupos se fusionan a finales de ese mismo año creando las JONS que ya utiliza como símbolo el yugo y las flechas y en su programa ya figuran rasgos como el autoritarismo, el ultranacionalismo, el imperialismo y la violencia como medio de acceder al poder.3
El triunfo de Hitler y la poca implantación de las JONS hacen que, en 1933, la extrema derecha española, representada por empresarios industriales y financieros, emprenda la búsqueda de un líder carismático para el fascismo español, encontrándolo en José Antonio Primo de Rivera, hijo del anterior dictador, que ya mantenía posiciones conservadoras y autoritarias.4
En el periodo de la II República jugó un importante papel en el desarrollo de los acontecimientos que condujeron a la Guerra Civil. Nace apoyada por las fuerzas reaccionarias y partidos de la derecha que la utilizan como fuerza de choque.5 No consigue un apoyo popular significativo, pero sus frecuentes razias y enfrentamientos con los grupos más radicales de la izquierda, principalmente con las organizaciones juveniles, sus actos violentos y asesinatos contribuyeron a crear un clima de inseguridad y violencia propicio para las intentonas militares.6 7 Con el triunfo del Frente Popular en febrero de 1936, las juventudes de las formaciones de la derecha, principalmente de la CEDA, considerando que la «moderación» de sus partidos no había frenado a la izquierda, pasan a engrosar sus filas y se multiplican sus acciones violentas, creando una situación de inestabilidad que amplificada por medios de comunicación y políticos de la derecha, proporcionaron una buena cobertura a los conspiradores.8 9
La Falange, a través de su entonces líder y cofundador, José Antonio Primo de Rivera, participó en las diferentes conspiraciones e intentonas militares que se produjeron para derrocar a la república. En los últimos meses, ya en marcha la conspiración que llevaría al levantamiento, con la Falange virtualmente excluida, Primo de Rivera se mueve activamente intentando que ésta juegue un papel más determinante. En contacto con los conspiradores desde la cárcel de Alicante donde se encontraba preso, alterna comunicados rogando una pronta sublevación, con condiciones para sumarse a la conspiración, condiciones que los militares no atendieron. Finalmente, un comunicado del día 17 de julio llama a sus organizaciones a sumarse al golpe, aceptando un papel auxiliar.10
En el transcurso de la Guerra Civil, la Falange combate en el frente bajo el mando militar de los sublevados y en la retaguardia asume las tareas represivas, practicando paseos y fusilamientos.11
En 1937, Franco, ya Generalísimo de los ejércitos y autoproclamado Jefe del Estado español, busca una organización que le permita hacerse también con el poder político y perpetuar su liderazgo una vez acabada la guerra. Aprovechando las luchas y enfrentamientos en su cúpula, decretó su unificación con el movimiento carlista, formando así Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET y de las JONS), pasando a erigirse en su jefe supremo.12
La dictadura franquista encontró en la Falange y en sus dirigentes soporte ideológico y gestores políticos. El franquismo de la primera época se nutrió de estos dirigentes para formar el consejo de gobierno, organizar una estructura sindical que controlase las relaciones laborales, propagandistas (todos los periódicos debían estar dirigidos por falangistas),... Y sería a partir de los años sesenta, con el desplazamiento de los dirigentes del Movimiento (durante el franquismo Falange pasó a llamarse «el Movimiento») en favor de los llamados «tecnócratas», cuando surgirían las primeras disidencias serias y organizaciones paralelas a ese movimiento.
En la última etapa, cuando el franquismo da muestras de desmoronamiento, toman fuerza esas formaciones de «oposición» y otras nuevas que intentan posicionarse para cuando sobrevenga la muerte del dictador.
Muerto Franco, iniciada la Transición, los diferentes grupos falangistas se disputan las siglas históricas pensando conseguir con ellas un buen rédito político. Presentados ante las urnas, con unos planteamientos que poco diferían de los iniciales de los años treinta y del franquismo, la población les da la espalda no logrando superar el 1% de los votos.13 FueRaimundo Fernández-Cuesta, camisa vieja del falangismo, amigo personal de José Antonio, secretario general de la FET de las JONS franquista y ministro de Franco, el que ganó en los tribunales el derecho a las siglas, siendo el jefe nacional del actual partido FE de las JONS hasta 1983.
Durante la Transición repitieron las estrategias de desestabilización practicadas ya en tiempos de la República, practicando la violencia callejera y cometiendo actos de terrorismo.14
En la actualidad, en su mayoría, los grupos que se denominan falangistas reniegan de su pasado franquista y se reafirman en los principios ideológicos de la Falange de los años treinta. Virtualmente fuera de la vida política, los partidos inspirados en la ideología falangista son vistos públicamente en distintos actos, principalmente en manifestaciones «antiseparatistas» y xenófobas,15 en los espacios televisivos de propaganda institucional de las elecciones y durante manifestaciones en fechas históricas como el 20 de noviembre (aniversario de la muerte de José Antonio Primo de Rivera y Francisco Franco).16 Su presencia y relevancia en la política española de este periodo democrático ha sido escasa.
By: wikipedia
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